Las inyecciones de bótox bloquean determinadas señales químicas de los nervios, principalmente las señales que hacen que los músculos se contraigan. El uso más frecuente de estas inyecciones es relajar temporariamente los músculos faciales que causan arrugas en la frente y alrededor de los ojos. La toxina botulínica es producida por la bacteria Clostridium botulinum. Cuando se inyecta una pequeña cantidad de Botox en un músculo, se bloquean las señales nerviosas que piden a los músculos que se contraigan.
El efecto es que se debilitan o paralizan temporalmente los músculos faciales y se alisan o eliminan las arrugas de la piel durante algunos meses. El bótox limita el movimiento mediante el bloqueo de la acetilcolina, el neurotransmisor principal del sistema nervioso autónomo. Las inyecciones de botox funcionan debilitando y paralizando determinados músculos o bloqueando algunos nervios.