En algunos casos en el tratamiento de patas de gallo con bótox se puede producir una pequeña retención de líquido en el párpado inferior en aquellas personas que tienen bolsas marcadas. Las inyecciones de la toxina botulina normalmente empiezan a funcionar pocos días después del tratamiento y su efecto puede durar hasta 3 meses o más. En la actualidad el Botox se suele utilizar en diferentes aplicaciones médicas, principalmente para tratar el estrabismo, las distonías, el blefaroespasmo (contracción intermitente e involuntaria de la musculatura del ojo), las algias vertebrales, la migraña, la hiperhidrosis o la incontinencia urinaria en parapléjicos. A pesar de ser raro, las inyecciones de bótox pueden provocar efectos secundarios, tales como dolor, hinchazón o moraduras en el sitio de la inyección, dolor de cabeza, síntomas parecidos a los de la gripe y sequedad en los ojos o lagrimeo excesivo, entre otros.
El botox (o toxina botulínica de tipo A) es una neurotoxina que, pese a ser liberada por el botulismo (una enfermedad que surge de una bacteria que provoca parálisis muscular y que puede derivar en problemas respiratorios, náuseas o debilidad), se usa con fines médicos para tratar algunas enfermedades neurológicas y en medicina estética. Con el fin de garantizar su propia seguridad, es necesario que la administración del bótox esté a cargo de un proveedor de atención médica experimentado, tal como un especialista certificado en dermatología, cirugía plástica, cirugía plástica ocular u otorrinolaringología, quien la haya examinado personalmente. El bótox es seguro para uso prolongado y también puede suspenderse en cualquier momento, sin que la piel luzca peor que antes de empezarlo. Sin embargo, eso no significa que las personas mayores de 65 años no puedan o no deban usar el bótox, sino que es importante reconocer que los resultados quizás no sean tan buenos como en la población más joven.
Los efectos del botox no son permanentes, por lo que si una persona desea mantener sus efectos deberá someterse a su aplicación en repetidas ocasiones. Cuando el bótox se aplica con fines estéticos, el seguro médico no cubre el costo de los tratamientos. Como cualquier otro medicamento, el botox o toxina botulínica puede tener numerosos efectos adversos, más o menos frecuentes, que varían en función del lugar en el que se aplica. Algunos de estos efectos, especialmente en el campo de la estética, obedecen a una incorrecta aplicación del botox, ya que se debe tener muy en cuenta la expresión facial y un pinchazo en el lugar erróneo puede ocasionar un gesto defectuoso o un cambio de la expresión facial, ya que lo que se está haciendo es bloquear el músculo en una posición concreta.
Los especilaistas no recomiendan los implantes de botox por debajo del cuello, ni para aquellas personas menores de 20 años o mayores de 65. La aplicación del botox para fines estéticos puede tener consecuencias negativas si no es realizado por un profesional.