Nunca, nunca, nunca nos debemos poner en manos de alguien que no sea. Leobardo Velázquez, de la clínica Dermatología Integral, para que nos aclarara los 12 mitos más comunes sobre la utilización de este medicamento. Con su uso solo se atrasa el proceso de envejecimiento. Los avances de la tecnología, la innovación y el desarrollo de técnicas cada vez menos invasivas hacen que muchos se animen a hacerse algún tratamiento estético con el que mejorar su aspecto físico.
Algunos de los más demandados son el rejuvenecimiento facial con infiltraciones de ácido hialurónico y toxina botulínica (botox), el relleno de pómulos, mentón o labios o la mesoterapia facial. Pero, ¿cómo se garantiza la seguridad del paciente que se hace este tipo de tratamiento? Y si surge algún problema con las técnicas o sustancias utilizadas, ¿quién se hace responsable?. En ocasiones se aplican productos que no son Botox y, como consecuencia, no hay resultados uniformes en el rostro, o bien, quien lo aplica son personas que no están capacitadas para realizar el procedimiento. No obstante, los estudiantes que realicen nuestras titulaciones propias, y no cuenten con licenciatura en medicina, no podrán ejercer en clínicas de medicina estética desarrollando los diferentes tipos de procedimientos estéticos, como aplicar botox, ya que eso corresponde a los médicos especialistas.
Si los daños causados son muy importantes o debidos a una impericia grave, cercana a la temeridad, por ejemplo provocados por alguien ajeno a la materia, podría haber una responsabilidad penal. Cada vez más odontólogos se encuentran en su consulta con pacientes que demandan un servicio integral que puede incluir servicios estéticos en el área peribucal para el tratamiento de arrugas, como infiltraciones de ácido hialurónico o toxina botulínica (botox) en labios y mejillas. En algunos casos en el tratamiento de patas de gallo con bótox se puede producir una pequeña retención de líquido en el párpado inferior en aquellas personas que tienen bolsas marcadas.